La Animita es el objeto  desde el cual Michael desarrolla este proyecto. Animitas que utilizan el lenguaje de «lo sacro» para dejar una marca en zonas periféicas de la ciudad de Santiago de Chile. Marcas de muertes violentas que recuerdan a sujetos vinculados al narcotráfico que han sido elevados como imaginarios milagrosos.
Así a partir de esta fijación, en que Michael indaga sobre la identidad de los sujetos, el cambio de valores dentro de las poblaciones y las lecturas que podemos hacer de estas capas como secciones que operan dentro de una noción de archivo, capas que son transparentadas por el vidrio y un dispositivo reflectante que produce una mirada análoga 3d,  por medio del traspaso de las imágenes de las animitas a un cuerpo escultórico prístimo.